El papa Benedicto XVI abandonará el pontificado el próximo 28 de febrero, lo que constituye un hecho casi sin precedentes en la historia moderna.
El sumo pontífice, quien estuvo ocho años en el cargo tras reemplazar a Juan Pablo II, tomó esta decisión "por falta de fuerzas" para continuar.
El propio Benedicto XVI hizo el anuncio en latín durante la ceremonia de canonización en el Vaticano de 800 mártires italianos y dos beatas latinoamericanas.
"Os he convocado a este Consistorio, no sólo para las tres causas de canonización, sino también para comunicaros una decisión de gran importancia para la vida de la Iglesia. Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino", dijo Benedicto XVI durante el Consistorio Público Ordinario.
"Queridísimos hermanos, os doy las gracias de corazón por todo el amor y el trabajo con que habéis llevado junto a mí el peso de mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos", agregó el sumo pontífice.
De acuerdo al diario El País, la renuncia de Benedicto XVI se venía planeando desde que, hace dos años, admitiera la posibilidad durante una entrevista con Peter Seewald: "Cuando un Papa alcanza la clara conciencia de no estar bien física y espiritualmente para llevar adelante el encargo confiado, entonces tiene el derecho y en algunas circunstancias también el deber de dimitir".
La renuncia de Benedicto XVI no es común dentro de la Iglesia Católica. Joseph Ratzinger es el segundo en tomar una determinación de esa naturaleza de manera voluntaria. De acuerdo a los registros históricos, el último en renuciar a cargo de sumo pontífice fue Celestino V en el año 1294 por no tener experiencia diplomática.
Una situación similar la vivió Benedicto IX quien fue expulsado del papado en tres ocasiones en en el año 1044,1045 y 1048.
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